China: La Iglesia del Silencio

CHINA CELEBRÓ EL DÍA 31 DE ENERO SU AÑO NUEVO

   China ha celebrado el día 31 de enero el nuevo año, el del caballo, aunque los católicos chinos no ven cambios significativos en el régimen comunista, que sigue esclavizando a los creyentes, como ha denunciado el cardenal emérito de Hong Kong Joseph Zen. Leer noticia

EL CRISTIANISMO ARRAIGA EN LAS CIUDADES

12 MILLONES DE CATÓLICOS CHINOS PIDEN VIVIR SU FE CON LIBERTAD

   La Iglesia Católica en China se llamada Tiānzhǔ jiào,  Religión del Señor del Cielo. Se estima que hay unos 12 millones de católicos, una gota en un inmenso océano. Más de la mitad de esos católicos chinos viven en clandestinidad y están condenados al silencio por el gobierno comunista chino.

   En el país hay 138 diócesis regidas por 79 obispos oficiales. Otro número incierto permanece en prisión por su fidelidad a Roma. O ejercen su ministerio de forma clandestina precisamente por esa misma fidelidad al Papa, exponiéndose así a ser detenidos en cualquier momento y desaparecer así para siempre.

   Los sacerdotes oficiales son más de 2.200. Existen 19 seminarios aprobados por el gobierno en donde estudian más de 1.300 seminaristas.

   Los católicos chinos son muy devotos de la Virgen María. En mayo se realizan peregrinaciones a santuarios muy venerados como el de Sheshan en Shanghái.

   Además, en ese mes de mayo, se ordenan muchos sacerdotes que ofrecen a Dios su plena disposición al martirio.

Tres iglesias, una sola fe

   Compartimos con los católicos chinos una misma e idéntica fe. Sus sacramentos son válidos. Pero la iglesia china sigue funcionando de forma autónoma, sin estar sometida a la autoridad del Papa. Y esto ocurre desde los tiempos de Pío XII, un Papa Venerable que lloró amargamente cuando vio las fotos de las primeras consagraciones de obispos chinos sin mandato apostólicos, válidas, pero ilegítimas. Eran, por otra parte, sus candidatos por su piedad y preparación al ministerio episcopal.

   En la actualidad conviven tres iglesias católicas en China: la iglesia clandestina, unida a Roma. Está condenada al silencio. Es la llamada iglesia fiel que sobrevive desde la victoria comunista en la China continental en el año 1949.

   Sigue la Iglesia oficial o la patriótica, bajo el control y supervisión del partido comunista, una situación que se mantiene en la actualidad pese a la llegada de la quinta generación comunista al poder. No se puede abrir una iglesia o un seminario sin la autorización previa del gobierno.

   Queda una tercera, formada por los obispos de la Iglesia patriótica, elegidos por el gobierno y que han contado posteriormente con el respaldo de Roma. Se encuentran sin libertad para ejercer su ministerio en un difícil conflicto de fidelidades.

Testimonio sacerdote chino.

   El gobierno comunista chino mantiene esta división artificial al no renunciar al nombramiento de los candidatos a presidir las diócesis. Reclama además a la Santa Sede que rompa relaciones diplomáticas con Taiwán.

   Roma se mantiene firme y rechaza esta extorsión. Es la voz de los sin voz, también en China.

UNA IGLESIA CATÓLICA, QUE VIVE EN EL SIGLO XXI EN LAS CATACUMBAS

EL PAPA FRANCISCO PIDE QUE RECEMOS POR NUESTROS HERMANOS DE CHINA

   El Papa Francisco ha recordado que la resolución del conflicto chino llegará mediante dos armas poderosas, que están por encima de las negociaciones humanas. En primer lugar, el Papa nos señala siempre la importancia de la oración a Dios, en especial en este largo conflicto, para que ilumine a las autoridades comunistas de Pekín y conceden la libertad que reclaman las iglesias cristianas.

   El Papa también nos recuerda, y lo hace de forma reiterada, la poderosa intercesión de María, nuestra Madre del Cielo. Así lo hizo en el primer mes de mayo como Sumo Pontífice de la Iglesia Católica.

    El día 24 de mayo, fiesta de María de María Auxiliadora -advocación venerada de manera especial en el Santuario de Sheshan, en Shanghai (China)- el Papa Francisco pidió a los católicos que recen por los hermanos y hermanas de esa nación asiática en donde los creyentes sufren persecución como los cristianos de los primeros siglos.

   “Invito a todos los católicos de todo el mundo a unirse en oración con nuestros hermanos y hermanas que están en China, para implorar de Dios la gracia de proclamar con humildad y con gozo a Cristo, muerto y resucitado, de ser fieles a su Iglesia y al Sucesor de Pedro y de vivir la vida cotidiana en el servicio a su país y a sus conciudadanos de una manera coherente con la fe que profesan”, exhortó el Papa.